COMENTARIOS A "MÁS ALLÁ DEL CRASH" DE SANTIAGO NIÑO-BECERRA




Santiago Niño-Becerra (Barcelona, 1951) es uno de los economistas más polémicos y controvertidos del actual panorama nacional. Catedrático de Estructura Económica en la IQS School of Management, de la Universidad Ramón Llull, de la Ciudad Condal, colaborador habitual de la página web www.lacartadelabolsa.com, en 2009 publico El crash del 2010 (Editorial Los Libros del Lince). Como se desprende del título, su previsión era que en dicho año se iba a producir un gran desplome de la actividad económica, similar al experimentado en la depresión de 1929. La grave recesión que se produciría, prolongaría sus efectos hasta el año 2020. En la Jornada de la Persona Emprendedora celebrada en Málaga el 9 de junio de 2010, el acto de clausura estuvo protagonizado por Álex Rovira (autor, entre otras obras, de La Buena Suerte, El Laberinto de la Felicidad o La Buena Crisis y cuya página web pueden ver en el siguiente enlace: http://www.alexrovira.com/), quien manifestó claramente que no era partidario de un pesimismo de estas características y opinó que el mismo se constituía en un obstáculo para la propia recuperación económica.
 
Recientemente, Niño-Becerra ha publicado Más allá del crash (en la misma editorial que el libro antes citado), que continúa en la línea de su anterior obra.  Una vez que ha pasado el presunto año fatídico y como, aunque la actividad económica ha seguido estando a bajo gas, no se ha producido un decaimiento mayor del que ya existía, este economista replantea lo que él considera como el crash efectivamente acaecido: la auténtica crisis empezaría a mediados de 2010, cuando los agentes económicos más importantes (Gobiernos, dirigentes de instituciones económicas internacionales, directores y gerentes de grandes corporaciones…),  llegan a ser conscientes de que es imposible salir de la situación de depresión económica a través de más gasto público, que es el remedio que hasta entonces se había estando utilizando. Es decir, el crash no sería una mera recesión, sino un cambio estructural profundo que supone una modificación radical de las reglas de juego: sería lo que él denomina una crisis sistémica, similar a las sucedidas durante las llamadas Guerras de Coalición (1792-1815), a la de la década 1873-1879 y a la Depresión del 29. Se habría producido una alteración sustancial de los mecanismos de funcionamiento de la economía, de tal forma que las soluciones que tuvieron éxito en el pasado dejan de tenerlo en la nueva situación.

Sobre el nuevo modelo económico que se avecina tras la superación de la crisis, el autor hace dos predicciones verdaderamente sorprendentes:


1.- Por un lado, piensa que el modelo económico que surgirá después de la crisis (en el que tendrían gran peso organismos técnicos que marcarían férreamente las directrices a seguir, con mucha menor influencia de los criterios políticos) tendrá algunos rasgos que, a día de hoy, se nos antojan difíciles de concebir:

a.- Estrecha coordinación entre las principales economías mundiales: Estados Unidos, China, Alemania, Japón y Reino Unido. Para ello, surgirían gabinetes técnicos que llevarían a cabo la planificación dejando a un lado posturas e intereses nacionales.

b.- Formación en cada continente de clusters, agrupaciones de compañías con actividades relacionadas. Estas agrupaciones se originarían en áreas geográficas concretas para, en una fase posterior, constituir ejes a nivel continental. En una tercera fase, se formarían redes de unión entre los ejes configurados. Las áreas geográficas que quedasen marginadas de los ejes diseñados se desconectarían de las posibilidades de crecimiento futuras.

c.- Saneamiento integral de las entidades financieras, asumiendo únicamente los accionistas las pérdidas afloradas. Intervención de las entidades inviables, asumiendo su gestión los organismos técnicos creados. Congelación y regulación de los saldos de las cuentas bancarias.

d.- Reestructuración de toda la deuda pública y privada a nivel mundial.

e.- Fuerte reestructuración productiva: puesta en marcha de la trazabilidad en el proceso de fabricación y en la logística de bienes y servicios; determinación de actividades y compañías necesarias, eficientes y útiles y cuáles no lo son, con la determinación subsiguiente de los costes óptimos de fabricación, de sus necesidades de población ocupada y de sus excedentes de mano de obra; contexto en que las corporaciones administrarán la escasez; intervención de las compañías estratégicas.

f.- Análisis detallado de la productividad del gasto, tanto público como privado, y fijación posterior de prioridades del mismo según criterios estrictamente técnicos.

g.- Eliminación de la imposición directa y puesta en marcha de un impuesto sobre el gasto. La estructura del impuesto sería idéntica en todo el planeta.

h.- Amnistía fiscal a nivel planetaria a cambio de una tasa única sobre los importes declarados. Posteriormente, se lucharía implacablemente contra el fraude fiscal y los paraísos fiscales. Eliminación de la economía sumergida.

i.- Creación de un subsidio de subsistencia generalizado, que aglutinase diversos conceptos: rentas diversas, pensiones mínimas, etc., con el fin de erradicar la miseria y la pobreza.

j- Vigilancia exhaustiva del mercado de trabajo, a fin de que, a nivel global, se cumpla la legislación sobre seguridad, higiene, jornada máxima, descanso periódico y cumplimientos de los contratos. Los salarios serían decididos en cada empresa y en su determinación jugarían criterios técnicos de valoración del puesto de trabajo.

k.- Fomento de la colaboración entre las compañías, tanto públicas como privadas, en aquellos ámbitos que generen sinergias y ventajas. Desdemonización de los oligopolios y fomento de los mismos en aquellos casos  en los que su existencia incremente la eficiencia. Involucración de las grandes corporaciones en la administración y asignación de recursos.

l.- Desarrollo del Tercer Sector (organizaciones no gubernamentales –ONGs).

m.- Progresiva formación de gobiernos de concertación nacional. Se supeditarán estructuras subnacionales –regiones, provincias-, incluso Estados, a objetivos globales. Agrupación de entes regionales y locales, a fin de optimizar recursos.

Es decir, se tenderá a pensar en global, en conjunto, con coordinación de políticas fiscales, monetarias y exteriores, con gestión por parte de equipos técnicos independientes y con el establecimiento de áreas de relación: Unión Europea-Rusia, Estados Unidos-Latinoamérica, Japón-Asia y un papel especial de Oriente Próximo, por el porcentaje de reservas de petróleo que acumula.

En resumen, un sistema que se alejaría sustancialmente de los postulados liberales y se acercaría, más bien, a un sistema de planificación socialista con propiedad privada.

2.- Por otro lado, el autor estima que entre 2055 y 2065 se producirá el fin del sistema capitalista (definido a través de una serie de características como son propiedad privada de los medios de producción, trabajo asalariado, garantías jurídicas para la ciudadanía…), a partir de una crisis de mucha mayor envergadura de la que estamos viviendo en la actualidad.

Como ya veremos si se va cumpliendo o no lo que se anticipa en el libro, hay dos cuestiones que considero que son especialmente importantes y que son en las que vamos a centrarnos en esta entrada del blog. En una de ellas estoy de acuerdo y en otra no, pero el debate y la discusión sobre ambas puede iluminar muchos aspectos del análisis económico.

1.- Me parece especialmente acertada su visión sobre los ejes esenciales sobre los que van a girar los sistemas económicos en el futuro y son especialmente relevantes de cara a la planificación de cualquier actividad empresarial, con independencia de la evolución concreta que los sistemas económicos adopten. Dichos ejes se centran, básicamente, en los siguientes puntos:

a.- Desde un punto de vista social, declive de la clase media, provocado por la mayor disparidad de rentas que generará el nuevo modelo económico y la reducción de los sistemas de protección social.

b.- Desde el punto de vista de los recursos disponibles, se impondrá la idea de escasez de los mismos (sean commodities o recursos financieros), por lo que la optimización en su uso se convertirá en un factor esencial.

c.- Restricción en las decisiones de consumo e inversión adoptadas por los agentes económicos, debido al alto nivel de endeudamiento de partida.

d.- La convergencia de los factores antes aludidos provocará que las tasas de crecimiento sean más moderadas que en la fase anterior del ciclo económico.

e.- Como consecuencia de todo lo anterior, fuerte limitación en las partidas de gasto público, con una evaluación permanente y ajustadísima de qué partidas son necesarias y cuáles son prescindibles.

Todos estos elementos que, en lo esencial, generan un relativo consenso entre los analistas, deben ser tenidos en cuenta a la hora de desarrollar una actividad empresarial porque indican pautas de actuación que habría que seguir para evitar el fracaso:

a.- Todas aquellas empresas que se orienten hacia el mercado general deberán orientarse al posicionamiento en costes (directamente vía precios, indirectamente vía generación de ahorros a sus clientes). Aquellas empresas que se posicionen en calidad, con precios superiores a la media, sólo podrán dirigirse a segmentos determinados del público (se convertirían en lo que, en términos de marketing, se denominan “jugadores de nicho”). Esta diferencia será fundamental para decidir la capacidad productiva a instalar por cada empresa y los volúmenes de inversión a ejecutar, que deben estar, lógicamente, en función de la demanda potencial que cada empresa sea capaz de captar.

b.- En la medida en que el factor anterior provocará que la mayoría de los negocios tenderán a ser negocios de rotación y no negocios de margen, la gestión de las compañías deberá estar orientada a la optimización de costes. En la medida en que se va a tender, en muchos casos, a un ajustamiento de márgenes, va a ser fundamental el control de la variable costes para no incurrir en pérdidas.

c.- Las empresas deberán operar en unas condiciones de recursos financieros limitados por lo que sus posibilidades de endeudamiento van a ser reducidas. Ello provocará que, indirectamente, en el desarrollo de la actividad, se hará necesario el control del capital circulante, para reducirlo a su mínimo nivel posible. Por ello, las empresas restringirán al máximo la concesión de créditos a sus clientes. La tendencia futura, por tanto, va a ser la de unos períodos medios de cobro menores que los que se producen en la actualidad.

d.- Exceso de capacidad productiva en muchos sectores, que deberán bien reducirla bien reutilizarla procediendo a una reorientación de su actividad. En el sector inmobiliario, construcción e industrias auxiliares, sistema financiero, venta de automóviles y en muchas ramas del comercio minorista, existe un sobredimensionamiento que obligará o a reducir estructura o a reorientar la producción de forma que se adapte a las nuevas circunstancias del mercado, donde los clientes atienden, básicamente, al factor precio y al ahorro de costes.

En resumen, la obra acierta al apuntar que las características del nuevo modelo económico van a ser sustancialmente distintas a las del pasado: menos alegría crediticia, consumo menos expansivo, márgenes más ajustados, necesidad de optimización de costes… Y sobre esos ejes deberá girar cualquier proyecto empresarial si debe tener éxito.

2.- La cuestión en la que disiento es sobre la visión determinista que el autor defiende. Niño-Becerra piensa que los procesos económicos derivan inevitablemente de las circunstancias, sin que las decisiones humanas puedan variar el curso de los acontecimientos. Así, entre otras cosas afirma que “el gran problema de esto-que-está-pasando estriba en que no ha sido fruto de una mala política o de un conjunto de medidas inadecuadas ejecutadas por algún inepto, sino la evolución lógica de un estado de cosas que se ha ido desarrollando en los últimos cincuenta años del modo como debían desarrollarse debido a que no podían desarrollarse de otra manera”, o “esta crisis, la que ahora estamos viviendo, la que vamos a seguir viviendo, era inevitable”. Pero como hemos explicado en anteriores entradas del blog, ha habido decisiones de política económica que han agravado los vicios implícitos del modelo de crecimiento económico y que podían haber sido evitadas si se hubiera actuado con mayor sentido común. Cuando el autor, p. ej., argumenta las debilidades inherentes de España, desde un punto de vista histórico, para conseguir mayores niveles de desarrollo, menciona que “España tuviera una posición excéntrica en la Europa posterior al Imperio Romano” o que “nuestro país fuese un territorio muy pobre en recursos naturales y con una orografía muy complicada”. Olvida, sin embargo, el ejemplo de otros países que partieron de niveles de desarrollo inferiores al español o que se hallan en ubicaciones geográficas más lejanas respecto al centro industrial europeo. Pensemos en el Japón anterior a la revolución Meiji de 1868, o en la Alemania anterior a su unificación de 1870, o en los países escandinavos desde finales del siglo XIX, o en los tigres asiáticos (Hong-Kong, Corea del Sur, Singapur y Taiwán) desde la década de 1960. Las situaciones de partida de estas economías respecto a la española (en cada momento histórico considerado) no eran, en ningún caso, claramente superiores y sí, en muchos casos, relativamente inferiores, pero supieron aplicar políticas que aceleraron de modo notable sus niveles de desarrollo. Ello nos demuestra que el destino histórico nunca está escrito y que, según se tomen o no las decisiones correctas, la situación puede ser de prosperidad o de estancamiento.

En resumen, aunque no estoy enteramente de acuerdo con el contenido de la obra, sí recomiendo su lectura porque plantea cuestiones muy interesantes que nos puede ayudar a adoptar una visión más amplia de los acontecimientos económicos, es de fácil lectura (190 páginas en formato de libro de bolsillo) e incluye una amplia “Cronología comentada”, muy útil para tener un esquema temporal clarificador de la actual crisis.

Comentarios

  1. Buen trabajo José Manuel...

    Un cordial saludo

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  2. gracias por hacer una sintesis de la obra , aun no la he leido , si el anterior y como veras a fecha de hoy ,estamos a punto de el rescate economico y la capacidad de endeudamiento se acabo. un saludo

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