SOBRE EL SHUTDOWN DEL GOBIERNO DE LOS ESTADOS UNIDOS (I)


SOBRE EL SHUTDOWN DEL GOBIERNO DE LOS ESTADOS UNIDOS (I)



 


Si en nuestra anterior entrada (http://eldedoeneldato.blogspot.com.es/2013/09/analisis-de-los-presupuestos-generales.html) hemos hablado de cómo los Presupuestos Generales del Estado para España, antes de ser los presupuestos que inician “la recuperación económica”, tal como el Gobierno ha pregonado, son, más bien, los presupuestos de la resignación, en esta debemos hacer mención al callejón sin salida al que ha llegado la elaboración de los presupuestos del gobierno federal de Estados Unidos (si a todo ello unimos lo sucedido con la elaboración de los presupuestos de la Unión Europea: http://eldedoeneldato.blogspot.com.es/2013/02/la-union-hace-la-fuerza.html, es fácil colegir que los problemas de los distintos países, en algunos casos, se parecen más de lo que estamos dispuestos a admitir.

Ya hemos tratado en otros posts (http://eldedoeneldato.blogspot.com.es/2012/11/al-borde-del-precipicio.html, http://eldedoeneldato.blogspot.com.es/2013/01/de-momento-no-caimos-por-el-precipicio.html, http://eldedoeneldato.blogspot.com.es/2013/03/y-al-final-caimos-por-el-precipicio.html), los problemas que existían para que el Congreso de los Estados Unidos aprobara el nuevo techo de deuda. Sin esa aprobación, el Gobierno estadounidense tendría que efectuar drásticos y brutales recortes de gasto, lo cual comprometería seriamente la senda de recuperación económica. Aunque es indudable que Estados Unidos debe resolver su problema de déficit público y corregir el aumento continuo de su deuda pública, en el contexto actual (en el que las tasas de crecimiento no son aún especialmente elevadas) es mejor efectuar este proceso de forma gradual para que su impacto sobre la variación del PIB sea el menor posible. En esta disyuntiva, la renegociación del techo de deuda se ha mezclado con la aprobación del presupuesto ordinario y con las distintas posturas en torno al Obamacare o programa para ampliar la provisión sanitaria a los ciudadanos estadounidenses, dando lugar a una situación de absoluto bloqueo. La imposibilidad de aprobar el presupuesto antes del 1 de octubre (inicio del año fiscal en Estados Unidos), ha dado lugar a que el Gobierno federal haya decretado su shutdown o cierre, mandando a sus casas a 800.000 empleados públicos y manteniendo operativos sólo los servicios esenciales como defensa, correos, control aéreo, transporte ferroviario, sistema penitenciario (http://www.elmundo.es/america/2013/10/01/estados_unidos/1380600100.html), ya que, al contrario de lo que sucede, por ejemplo, en España, en Norteamérica no se produce la prórroga automática de los presupuestos del ejercicio anterior.

Más allá de que se trate de un hecho puntual o una cuestión anecdótica, creo que este shutdown es el síntoma de un desajuste más profundo que revela cómo las sociedades occidentales, más allá de que haya crecimiento o no, presentan rasgos de disfuncionalidad que llevan a que las mismas no funcionen o funcionen mal. Por ello, el problema a nivel internacional va más allá de las cifras de variación del PIB. No se trata de que los problemas de recesión afecten únicamente a un área geográfica y que en otras haya crecimiento. Es decir, la clave no es, únicamente, como dice Josep Piqué en su reciente libro Cambio de era. Un mundo en movimiento: de Norte a Sur y de Oeste a Este que “el mundo sólo estuvo un rato en crisis, es en Europa donde aún perdura”. Más bien, habría que decir que el mundo sólo estuvo un rato en recesión, es en Europa donde aún perdura pero, en realidad, en crisis estamos desde 2007 y de ella no hemos salido todavía. Que tan sólo la posibilidad de que la Reserva Federal pudiera retirar los estímulos monetarios provocara una fuerte caída del precio de numerosos activos (deuda pública, oro, materias primas…) y que el impacto afectara, básicamente, a los mercados de las economías emergentes (http://www.elconfidencial.com/mercados/2013/06/21/cuando-lo-bueno-es-malo-los-bancos-centrales-se-enredan-en-su-propio-laberinto-monetario--10763, http://www.elmundo.es/elmundo/2013/06/23/economia/1371957733.html) es buena prueba de que hay cosas que fallan más allá de que algunas cifras muestren una evolución positiva.

Por supuesto, habrá que ir por partes…



I. EL ORIGEN DEL PROBLEMA: EL OBAMACARE.

El origen inmediato del cierre del Gobierno federal estadounidense es el Obamacare. Este programa de gasto es una de las principales insignias del programa de Obama para llegar a la presidencia y pretende universalizar la sanidad mediante el empleo de recursos públicos. Su filosofía se basa en ampliar la cobertura sanitaria en 32 millones de personas que no contaban con seguro médico, obligando a todos los ciudadanos a la contratación de uno y concediendo subsidios públicos para quien no tuviera medios para costeárselo. Asimismo, se establecen beneficios para quienes ya lo tuvieran contratado, de modo que se prohíbe a las aseguradoras negar el tratamiento a los clientes a los que se les diagnosticara una enfermedad grave y se permite a los trabajadores que pierdan su empleo a conservar la misma cobertura sanitaria. Para financiar el sistema, se aumentaban los impuestos que gravaban a las empresas (http://www.elmundo.es/america/2010/03/22/estados_unidos/1269226330.html).

El contexto de la reforma es la sorprendente paradoja de que, a pesar de que el gasto sanitario en Estados Unidos es de los más altos de mundo, el grado de cobertura es muy inferior al que se da en otros países con un gasto sanitario menor. Si nos fijamos sólo en el apartado de gasto público, es fácil observar que, aunque su cuantía en relación al PIB es similar al de otros países europeos, el porcentaje de ciudadanos cubiertos es mucho menor ya que los dos programas sanitarios existentes hasta la fecha (el Medicare y el Medicaid) sólo cubren a la tercera edad y a las familias con menos recursos.





Fuente: EUROSTAT y www.usgovernmentspending.com


La aprobación de este nuevo programa de gasto provocó un enconado debate entre demócratas y republicanos pero pudo salir adelante a raíz de la mayoría demócrata en ambas cámaras en el momento de la votación (marzo de 2010). Los recursos de inconstitucionalidad promovidos por los opositores a la reforma quedaron zanjados en junio de 2012, con una sentencia favorable del Tribunal Supremo a la nueva legislación (http://www.elmundo.es/america/2012/06/28/estados_unidos/1340873054.html). Evidentemente, ahí no acabó la polémica.


II. LA “OPOSICIÓN” DE LOS REPUBLICANOS AL OBAMACARE.

Conviene matizar cuando se afirma que los republicanos, en general, se oponen al Obamacare. Hay que partir del hecho de que el programa de Barack Obama, que ha conseguido dos victorias consecutivas claras en las urnas, incluía como una de sus medidas estrella la aprobación de este programa de gasto y que dicho paso cuenta con un importante apoyo social. Sin embargo, no es menos verdad que existía un amplio porcentaje de rechazo, sustentado, básicamente, por votantes conservadores, lo cual es, obviamente, la base de la actitud de oposición del Partido Republicano a la medida. Según una encuesta de la CNN realizada en mayo de 2013, un 43% de los estadounidenses apoyaba la reforma, un 16% la rechazaba por considerar que se quedaba corta mientras que un 35% la rechazaba por considerar que iba demasiado lejos (http://www.eluniversal.com.mx/notas/925632.html).

Para conciliar el hecho de que una parte importante de la base social del Partido Republicano se oponía al Obamacare con la circunstancia de que, simultáneamente, sin el apoyo de quienes están a favor de ella será difícil que el Partido Republicano vuelva al poder, los sectores más moderados de la formación han apostado por apoyar una derogación de la ley e implantar un sistema similar pero con algunos retoques. De hecho, ese fue el espíritu del programa con el que Romney se presentó como candidato a la presidencia el pasado año (http://www.elmundo.es/america/2012/09/09/estados_unidos/1347219734.html), ya que, entre otras cosas, el mismo Romney aprobó un sistema similar cuando fue gobernador de Massachusets. A ello ayudaba que el propio Obama hubiera reformulado su propuesta inicial, pasando de un sistema puro de sanidad pública con prestación del servicio por el propio Gobierno al sistema que hemos descrito en el anterior apartado, consistente en subsidiar la contratación de seguros médicos privados (http://www.libertaddigital.com/opinion/charles-krauthammer/retirada-tactica-de-obama-50296/).

Posiblemente, se hubiera podido llegar a algún tipo de acuerdo sobre la cuestión pero la fuerte influencia del “Tea Party” hizo imposible esa opción.

De ello, seguiremos hablando la semana que viene…



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